El Desarrollo del Sorteo

La preparación comienza días antes, cuando se examinan públicamente las bolas que participarán en el sorteo. Bajo la autorización del presidente, incluso cualquiera de los asistentes al proceso puede examinarlas y tocarlas personalmente. Después se cierran todos los cerrojos internos del Teatro Real, lugar donde se realiza el sorteo, y se queda como único acceso posible la entrada al estrado, cuyas llaves se reparten a tres personas diferentes.

«LAS PUERTAS DEL TEATRO REAL SE VUELVEN A ABRIR A LAS 8:00 HORAS DEL 22 DE DICIEMBRE PARA QUE ENTREN LOS ESPECTADORES HASTA QUE SE LLENE EL AFORO»

Media hora después se constituye la junta que presidirá el sorteo y entonces las bolas hacen su primera aparición de la jornada. Se muestran al público y después son transportadas mecánicamente en la tolva hasta los dos bombos, uno grande destinado a los números y otro más pequeño para los premios.

«LOS BOMBOS SE CIERRAN Y, TRAS UNA SEÑAL DEL PRESIDENTE, SE VOLTEAN AL MISMO TIEMPO»

El papel de los niños del Colegio de San Ildefonso comienza aquí. Dos de ellos cogen una bola de cada bombo y se las hacen llegar a otros dos, que son los encargados de cantarlas e insertarlas en los alambres que van a dar a la tabla donde se reúnen los números. Los bombos vuelven a girar cuando las bolas llegan a la tabla. Cuando se juntan doscientas bolas de cada clase, las tablas y los niños son reemplazados, un proceso que concluye al vaciarse el bombo de premios.

«PASADOS UNOS MINUTOS DESDE EL FINAL DEL SORTEO, SE EMITE LA LISTA DE PREMIOS ELABORADA POR UN EQUIPO ANÓNIMO DE CERCA DE CUARENTA PERSONAS A TRAVÉS DE UN PROGRAMA INFORMÁTICO»

La tarea de imprimir la lista oficial de premios corresponde a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, que por la tarde se distribuye a las Administraciones de Loterías y a los medios de comunicación.