Gran expectación la que había durante la mañana de este martes en el Yacimiento del Turuñuelo en la rueda de prensa convocada para informar sobre los nuevos hallazgos que han ‘visto la luz’ durante la quinta campaña de excavaciones.
La sorpresa llegaba poco después de las diez y cuarto de la mañana, cuando Esther Rodríguez, codirectora de las excavaciones del yacimiento, descubría varias piezas escultóricas que representan las primeras figuras humanas de la cultura tartésica.
Concretamente son cinco relieves, datados del siglo V a.C., que fueron hallados el pasado mes de marzo, durante la presente campaña de excavaciones, que en esta etapa se han centrado en el sector este del yacimiento, el área por el que se accede al patio del edificio donde se documentó el masivo sacrificio de animales, principalmente caballos. Lo insólito del nuevo hallazgo es que las representaciones corresponden a rostros humanos, según detalla el CSIC.
El equipo del Instituto de Arqueología, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Junta de Extremadura, dirigido por Esther Rodríguez González y Sebastián Celestino Pérez, ha confirmado que, del conjunto recuperado hasta la fecha, dos de los relieves figurados se encuentran casi completos y corresponden a sendas figuras femeninas adornadas con destacados pendientes o arracadas que representan piezas típicas de la orfebrería tartésica.
Hasta el momento, estas piezas de oro solo se conocían a través de los hallazgos realizados en enclaves como el yacimiento de Cancho Roano o dentro del conjunto que conforma el tesoro de Aliseda, un ajuar funerario tartésico hallado en Cáceres. Dada la calidad técnica y el detalle artístico con el que fueron elaboradas, parece que nos encontramos ante la representación de dos divinidades femeninas del panteón tartésico. Sin embargo, los investigadores no descartan que se trate de personajes destacados de la sociedad tartésica, prosigue la nota.
Además, junto a las dos figuras femeninas, se han recuperado también otros fragmentos de relieves, que pertenecen, al menos, a otros tres individuos, uno de ellos identificado como un guerrero al conservarse parte del casco.
«Un extraordinario hallazgo que supone un profundo cambio de paradigma»
Este extraordinario hallazgo supone un profundo cambio de paradigma en la interpretación de Tarteso, considerado tradicionalmente como una cultura anicónica por representar la divinidad a través de motivos animales o vegetales, o a través de piedras sagradas (betilos).
Finalmente, el hallazgo no hace sino incidir aún más tanto en la importancia del yacimiento como en la transcendencia de la cultura tartésica en el valle del Guadiana durante sus últimos momentos.
En la presentación, que ha tenido lugar este martes en las instalaciones del propio yacimiento, ha asistido el director del IAM-CSIC, Pedro Mateos, la representante del CSIC en Andalucía y Extremadura, Margarita Paneque y el alcalde de Guareña, Abel González Ramiro.
El proyecto Construyendo Tarteso
Construyendo Tarteso es un proyecto de la Agencia Estatal de Investigación dentro del Plan Estatal I+D+i del Ministerio de Ciencia e Innovación que tiene como objetivo caracterizar la cultura material tartésica a través del análisis arquitectónico de los grandes edificios de adobe excavados en las últimas décadas.
El equipo de Construyendo Tarteso, que comenzó su primera campaña de excavación en el 2015, se encuentra terminando la quinta campaña de exploraciones, que ha vuelto a contar con el apoyo de la Secretaría General de Ciencia, Tecnología, Innovación y Universidad de la Junta de Extremadura, a través de la concesión de un Fondo FEDER, la Diputación de Badajoz, la Fundación Palarq y el Ayuntamiento de Guareña.
El yacimiento es singular por muchos aspectos, fundamentalmente, por su excelente estado de conservación. Hasta la fecha, es el edificio construido en tierra mejor conservado del Mediterráneo occidental. Ello se debe, entre otras razones, por conservar sus dos plantas constructivas, es decir, por la posibilidad de caminar tanto por el piso superior como por el inferior.
Además, su excelente estado de conservación permite documentar técnicas constructivas y soluciones arquitectónicas que hasta la fecha no se habían documentado en un yacimiento tartésico. Un ejemplo, es la posible existencia de una bóveda que cubría una de sus estancias principales o el uso del mortero de cal, en este caso, para fabricar los sillares de los peldaños inferiores de la escalera.
Además de los elementos arquitectónicos, como la conservación de alzados de adobe de hasta cinco metros de altura, es significativo el sacrificio masivo de animales, el más grande que se ha documentado hasta la fecha en el Mediterráneo occidental.
Por otra parte, los materiales que atesora y el estado de conservación de los mismos son excepcionales: la presencia de una escultura de mármol procedente del monte Pentélico, del que solo se tienen los pies, o el conjunto de vidrios de origen macedónico, junto a la colección de marfiles etruscos, evidencian la riqueza cultural y material de este singular enclave situado dentro del término municipal de Guareña.