Se acercan las Navidades y por parte de todos hay cierta preocupación para evitar situaciones que provoquen un aumento de nuevos casos de Covid-19 una vez pasado este corto periodo; muchos están pensando en autorregalarse un test de diagnóstico antes de asistir a las cenas familiares, pero los sanitarios debemos advertir que existe un periodo ventana del virus, es decir, el tiempo que transcurre entre que una persona se contagia de una enfermedad y las pruebas que detectan la infección.

Todo está siendo muy frágil, demasiado frágil y demasiado volátil, esta crisis global provocada por esta pandemia ha dado la razón a Darwin al haber sido especialmente virulenta con los más débiles, sobre todo ancianos y personas con enfermedades previas, y esto según el equipo de investigadores de la Universidad de McGill se debería entre otros motivos, a una alteración del proceso de oxidación celular que se agrava con el envejecimiento y con la existencia de patologías previas, de ahí la razón para cuidar a todos aquellas personas más vulnerables de una forma distinta a lo que solíamos hacer por estas fechas.

Todos sabemos que la Navidad es una festividad religiosa, que no se limita a una solo jornada sino a un periodo mayor que finaliza el día de Reyes, pero quizás el significado que ha hecho Universal a estas fiestas, independientemente de nuestras propias creencias, sea el de dar respuesta a ciertos valores humanos que durante el año parecen caer en el olvido, valores como la solidaridad que debemos practicar renunciando quizás a estar con quienes más amamos evitando ese periodo ventana del virus; hoy estamos mucho más cerca que al principio de una cura y esto nos permite mantener la esperanza de celebrar otras fiestas en familia en un breve periodo de tiempo, hoy la distancia física puede salvar vidas y gracias a las nuevas tecnologías esa distancia no significa olvido.

La vida de quienes no conocemos no debería ser la definición de un sustantivo sino la imagen de alguien respirando autónomamente. Hoy el mayor regalo que podemos hacernos en familia y amigos es la salud. Es momento que todos seamos capaces de pensar en el valor esencial de cualquier vida además de la nuestra actuando con responsabilidad, sin que nos lo imponga una autoridad, pues no podemos pensar que cada uno debe ajustarse como pueda, pues perderíamos el espíritu noble de la Navidad, nunca somos nosotros solos sino la vida de los otros con nosotros.

A lo largo de estos meses hemos oído frases como: “De aquí se saldrá más fuerte y todo esto nos hará mejores”; yo confío que esto no sea una afirmación sobredimensionada, sino una reflexión que nos haga cambiar un poco el ritmo de celebraciones de estas fiestas pues como decía Lewis: “a veces en la vida no se puede volver atrás y cambiar el principio pero si podemos comenzar donde estás y cambiar el final”, va a resultar decisivo que seamos disciplinados con los abrazos a distancia, debemos intentarlo, debemos hacerlo por quienes amamos, a todos nos resulta esta Navidad extraña, pero debemos imitar a los Reyes Magos y a Papa Noel y dejar el regalo de la salud para todos sin ser vistos, esperando siempre que la magia de la Navidad nos devuelva en breve el abrazo humano.

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